sábado, 14 de enero de 2012

He estado con Dios

Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios.
Él sabía que era un largo viaje llegar hasta donde Dios vivía, así es que preparó su mochila con sandwiches y botellas de leche chocolatada y comenzó su viaje.
Cuando había andado un tiempo, se encontró con un viejecita que estaba sentada en el parque observando a unas palomas. El niño se sentó a su lado y abrió su mochila.
Estaba a punto de tomar un trago de su leche chocolatada cuando notó que la viejecita parecía hambrienta, así es que le ofreció un sandwich. Ella, agradecida, lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quiso verla otra vez, así que le ofreció una leche chocolatada. Una vez más, ella le sonrió.
El niño estaba encantado. Permanecieron sentados allí toda la tarde. Cuando oscurecía, el niño se levantó para marcharse. Antes de dar unos pasos, se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le ofreció su sonrisa, aun más amplia.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa un rato más tarde, a su madre le sorprendió la alegría en su rostro. Ella le preguntó:
"¿Qué hiciste hoy que estás tan contento?".
Él respondió:
"Almorcé con Dios".
Pero antes de que su madre pudiese decir nada, él añadió:
"¿Y sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que jamás he visto!".
Mientras tanto la viejecita, también radiante de dicha, regresó a su casa. Su vecina estaba impresionada con el reflejo de paz sobre su rostro, y le preguntó:
"¿Qué hiciste hoy que te puso tan contenta?".
Ella respondió:
"Comí unos sandwiches con Dios en el parque".
Y antes de que su vecina comentara nada, añadió:
"¿Sabes, es mucho más joven de lo que esperaba".

1 Juan 3:2-3 Todos somos hijos del padre Celestial, no importa nuestra raza, cultura o nivel social; Él no hace distinción entre nosotros porque somos sus hijos y como un joyero limpia, pule y cuida sus joyas, el señor también lo hace con nosotros.
Efesios 2:19 Pablo dice que cuando nos bautizamos ya no estamos solos, pasamos a formar parte de la familia de Dios y vayamos donde vayamos si hay una rama de la iglesia de Jesucristo no estamos solos.

El día 28 de diciembre las mujeres jóvenes de la rama de Benavente hemos ido a visitar a Andrea, una mujer de 37 que por determinadas circunstancias tuvo que ser ingresada en un centro para personas mayores, pudimos ver que en su vida el evangelio del señor sigue vivo
Parte de su familia se unió a la iglesia en Chile cuando ella tenía 5 años y nos contaba con entusiasmo de su paso por la primaria y las mujeres jóvenes donde ella consiguió su medalla de la mujer virtuosa
Casualmente ese día ella contaba con la visita de su madre que había venido a visitarla; compartía con nosotras su testimonio de cómo la iglesia es la misma en todas partes. Cuando llegó de Chile vio que era todo igual que allí cada organización funcionaba de la misma manera y eso fortaleció aun más su testimonio el ver que la iglesia es la misma en todas partes.
Andrea estaba sola y lejos de su familia y amigos ya que vino des de Madrid, pero al tener una rama de la iglesia cerca ya goza de la comunión de los santos, con las visitas que recibe.

Este mensaje, lo han buscado las MMJJ de la rama de Benavente.

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