jueves, 28 de abril de 2011

Elevándose hacia el cielo



Entre las ruinas de Panamá La Vieja todavía se yergue La Catedral, construida de piedra, con su torre que tiene unos cuatro pisos de altura. Probablemente fue una de las construcciones más imponentes de la antigua ciudad portuaria. Desde los tiempos de Panamá La Vieja, el panorama urbano de la Ciudad de Panamá ha cambiado enormemente. Los rascacielos hacen honor a su nombre y sobrepasan ampliamente en altura a La Catedral.

Esa clase de progreso se refleja también en la vida de las jovencitas de la Iglesia en Panamá. El Progreso Personal les sirve para darse cuenta de que, del mismo modo que esos rascacielos se alzan hacia el cielo, el comprender quiénes son y el observar los valores de las Mujeres Jóvenes les es de utilidad para elevarse ellas también hacia el cielo.

“El Progreso Personal no sólo me ha enseñado acerca de la Iglesia”, dice Andrea Navas, de 16 años, miembro del Barrio Cincuentenario, “sino que también me ha servido para saber quién soy y que somos hijas de Dios”.

Con la confianza que les da ese conocimiento, estas jóvenes, al intentar alcanzar nuevos objetivos, se sienten más seguras de sí mismas, ya que no les preocupa lo que pensarán los demás si no llegan a lograr lo que deseaban. El saber lo que valen a la vista de Dios también las impulsa a extender una mano de ayuda a los demás.

Ese conocimiento motivó a Andrea a escribirle una nota de agradecimiento a una hermana misionera que prestaba servicio en su barrio, y que le enseñó a tocar el piano; le dio a Melissa el incentivo de visitar una residencia de ancianos para hablar con ellos y ayudarles en cosas que ya no pueden hacer por sí mismos; y le dio a Mayka Moreno, del Barrio Marcasa, el valor para enseñarle a un amigo de la escuela acerca del plan de salvación.

“Somos de valor infinito”, dice Mayka. “El alma es grande a la vista de Dios. El Progreso Personal ha cambiado mi percepción de mí misma y de los demás. A veces juzgamos a algunas personas como no muy buenas, pero Dios nos ama a todos”.


Liahona de Agosto del 2006

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