lunes, 25 de julio de 2011

Un reflejo exacto


Una madre reafirmó estos puntos durante la lección de una noche de hogar. Para empezar, mostró una lámina del Templo de Salt Lake y otra de un casino de juego. Los miembros de la familia hablaron de cómo los arquitectos se esfuerzan por armonizar la forma con la función durante el diseño de los edificios y se dieron cuenta de cómo los chapiteles del Templo de Salt Lake guían la vista hacia el cielo, invitando a la reverencia y a la admiración. “Les expliqué que la dignidad exterior del templo y su grandiosidad reflejan con exactitud el objetivo del edificio: conducirnos a Dios”, dice la madre.

Luego hablaron de cómo el exterior del casino refleja el propósito de dicho edificio. “Podíamos ver cómo el aspecto ostentoso del edificio es señal de exceso, y atrae a la gente a buscar los placeres del mundo”, prosigue esta madre. La familia habló de cómo los materiales empleados en la construcción, los colores y el diseño contribuyen al propósito general de un edificio.

“Cuando sostuve en alto las fotografías de una persona con ropa modesta y de otra con ropa inmodesta, nuestros hijos relacionaron de inmediato la ropa como reflejo del propósito de una persona”, explica. La familia pudo ver que la ropa inmodesta llama la atención al cuerpo de quien la lleva. También pudieron ver que la ropa modesta permite irradiar al espíritu de la persona que la viste. “Terminamos hablando de por qué la forma de vestirnos contribuye o resta méritos a nuestro propósito divino como hijos de Dios”, concluye. “Desafié a nuestra familia a asegurarse de que nuestra forma de vestir refleje con precisión quiénes somos en realidad y cuáles son nuestros valores”.


Artículo
Por Jan Pinborough
marzo 2003 Liahona

viernes, 22 de julio de 2011

Madres e hijas


Jovencitas de Alberta, Canadá, conversan sobre por qué sus madres son tan buenos ejemplos para ellas. El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, enseña acerca de las bendiciones y la importancia de la relación especial que existe entre las madres y las hijas.

domingo, 10 de julio de 2011

Todo lo que puedo dar


Me sentía preocupada por cómo iba a pagar las cosas que quería hacer durante el verano: clases, talleres, campamentos de verano,etcétera. Pensé que iba a llorar; pero entonces me acordé de todas las cosas que me habían enseñado sobre tener confianza y fe en el Señor. Decidí poner la situación en manos del Señor y confiar en que, si era Su voluntad, Él proporcionaría la manera. No mucho tiempo después, mi mamá encontró un cheque sin cobrar de un trabajo que yo había tenido a principios de ese año, y justo al día siguiente recibí por correo una pequeña cantidad de dinero como premio por sacar el segundo lugar en una competencia. Eso fue un gran testimonio para mí de que Dios vive, de que Él me ama y se preocupa por mí, y de que Él proveerá. ¡Me sentía tan llena de gratitud y amor hacia mi Padre Celestial y el Salvador que sentía que iba a explotar! Anhelaba mostrar cuán agradecida estaba, alabar a Dios de la mejor manera posible y compartir ese sentimiento. Para hacerlo, otras personas han compuesto una canción, han escrito un poema o han pintado un cuadro, pero yo no me sentía capaz de hacer ninguna de esas cosas. Me di cuenta de que lo único que podía dar que sería una alabanza apropiada era mi vida, el ser un “ejemplo de los creyentes” (1 Timoteo 4:12); dar mi vida a Cristo. Eso es todo lo que Él pide y eso es todo lo que puedo dar.

"Por Alyssa Hansen Liahona de Julio 2011"