domingo, 10 de julio de 2011

Todo lo que puedo dar


Me sentía preocupada por cómo iba a pagar las cosas que quería hacer durante el verano: clases, talleres, campamentos de verano,etcétera. Pensé que iba a llorar; pero entonces me acordé de todas las cosas que me habían enseñado sobre tener confianza y fe en el Señor. Decidí poner la situación en manos del Señor y confiar en que, si era Su voluntad, Él proporcionaría la manera. No mucho tiempo después, mi mamá encontró un cheque sin cobrar de un trabajo que yo había tenido a principios de ese año, y justo al día siguiente recibí por correo una pequeña cantidad de dinero como premio por sacar el segundo lugar en una competencia. Eso fue un gran testimonio para mí de que Dios vive, de que Él me ama y se preocupa por mí, y de que Él proveerá. ¡Me sentía tan llena de gratitud y amor hacia mi Padre Celestial y el Salvador que sentía que iba a explotar! Anhelaba mostrar cuán agradecida estaba, alabar a Dios de la mejor manera posible y compartir ese sentimiento. Para hacerlo, otras personas han compuesto una canción, han escrito un poema o han pintado un cuadro, pero yo no me sentía capaz de hacer ninguna de esas cosas. Me di cuenta de que lo único que podía dar que sería una alabanza apropiada era mi vida, el ser un “ejemplo de los creyentes” (1 Timoteo 4:12); dar mi vida a Cristo. Eso es todo lo que Él pide y eso es todo lo que puedo dar.

"Por Alyssa Hansen Liahona de Julio 2011"

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