lunes, 25 de julio de 2011

Un reflejo exacto


Una madre reafirmó estos puntos durante la lección de una noche de hogar. Para empezar, mostró una lámina del Templo de Salt Lake y otra de un casino de juego. Los miembros de la familia hablaron de cómo los arquitectos se esfuerzan por armonizar la forma con la función durante el diseño de los edificios y se dieron cuenta de cómo los chapiteles del Templo de Salt Lake guían la vista hacia el cielo, invitando a la reverencia y a la admiración. “Les expliqué que la dignidad exterior del templo y su grandiosidad reflejan con exactitud el objetivo del edificio: conducirnos a Dios”, dice la madre.

Luego hablaron de cómo el exterior del casino refleja el propósito de dicho edificio. “Podíamos ver cómo el aspecto ostentoso del edificio es señal de exceso, y atrae a la gente a buscar los placeres del mundo”, prosigue esta madre. La familia habló de cómo los materiales empleados en la construcción, los colores y el diseño contribuyen al propósito general de un edificio.

“Cuando sostuve en alto las fotografías de una persona con ropa modesta y de otra con ropa inmodesta, nuestros hijos relacionaron de inmediato la ropa como reflejo del propósito de una persona”, explica. La familia pudo ver que la ropa inmodesta llama la atención al cuerpo de quien la lleva. También pudieron ver que la ropa modesta permite irradiar al espíritu de la persona que la viste. “Terminamos hablando de por qué la forma de vestirnos contribuye o resta méritos a nuestro propósito divino como hijos de Dios”, concluye. “Desafié a nuestra familia a asegurarse de que nuestra forma de vestir refleje con precisión quiénes somos en realidad y cuáles son nuestros valores”.


Artículo
Por Jan Pinborough
marzo 2003 Liahona

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